Colonia Mauricio (Algarrobos)

Cartel referencia Historica

Calle principal de Algarrobos.-

Instalación de la Colonia Mauricio

Genesis de la JEWISH COLONIZATION ASSOCIATION
La política restrictiva del régimen zarista a partir del sangriento periodo 1881-1882 obliga a decenas de miles de judíos a abandonar sus hogares.
En el año 1887, a raíz de la intensificación de las amenazas de expulsión de los judíos de las zonas fronterizas occidentales de Rusia, se reúnen los jefes de familias de la región de Kamenietz Podolsk (Podolia) a fin de coordinar su propia emigración.
Su primera intención fue la de emigrar hacia Palestina ,pero los contactos con los representantes de la Argentina, hicieron considerar el nuevo destino.
“ El conocido filántropo barón Mauricio de Hirsch fundó la J.C.A .en Londres, el 24 de agosto de 1891. El articulo 3ro de sus estatutos, define del siguiente modo el objeto de la asociación:
“...facilitar la emigración de los israelitas de los países de Europa y Asia donde ellos son deprimidos por leyes restrictivas especiales y donde están privados de los derechos políticos ,hacia otras regiones del mundo donde puedan hacer uso de esos y los demás derechos inherentes al hombre” (Diario La Nación-1910).
En esta empresa debían participar todos los factores públicos y privados del pueblo judío, y para estimularlos, quiso el Barón dar el primer paso: con 50 millones de francos de su fortuna da comienzo a la Asociación Judía de Colonización (JCA)
En el curso del año anterior fueron despachadas varias misiones de estudio a la Argentina.
A tal efecto fue enviado el Dr. Wilheim Loewenthal.
Si bien su informe de regreso no constituía un análisis completo, el Barón Hirsch decide, dado los apremios de la situación de la población, que la Rep . Argentina seria la meta de la empresa colonizadora-(Avni, Haim-1983)
En un artículo publicado por el Barón de Hirsch dice textualmente “procurare crearles nuevos hogares en cualquier región donde, como labradores libre y honrados, sobre su propio suelo, puedan llegar a ser hombres útiles para su suelo adoptivo.” (Aranovich, Demetrio-1931)
Colonia Mauricio:
...”en la llanura pampeana de la provincia de Buenos Aires a siete horas de la Capital Federal por la línea del ferrocarril Oeste, a la distancia de tres leguas de la estación Carlos Casares, en aquel tiempo solitaria, rodeada de campos vírgenes cubiertos de pastos fuertes, fue comprada el día 25 de agosto de 1891, la primera propiedad en la Republica Argentina de la empresa colonizadora del Barón Hirsch” (Aranovich-1931).
Se adquieren 24.889 ha , que comprendían la propiedad de la Estancia Algarrobo, donde se instalan las primeras 300 familias que arriban a la colonia y suman una población de 1735 personas.
Se les otorgan parcelas de 50 a 150 hectáreas , de acuerdo a la calidad de tierra y numero de miembros, animales, e instrumentos de labranza, aunque la gran mayoría ignoraba los trabajos de campo.
No es la intención de este trabajo el desarrollar una historia exhaustiva de lo que fue la Colonia, pero hace a nuestro propósito , el trazar una línea en su evolución para evaluar su importancia y su rol en el proceso de poblamiento y formación de la Argentina .
Hacia 1905, la población llega a 2118 colonos mas 804, que se agregan como inmigrantes espontáneos, atraídos por la cercanía de Buenos Aires (en contraposición con Moisés Ville), la calidad de las tierras, y por ser “la mas prospera de las Colonias de la J.C.A.” (Memoria Oficial de la JCA-1904)
En 1910 se adquieren mas tierras, llegando a 43.435 hectáreas , que para entonces habían cuadruplicado su valor.
La población alcanza su apogeo: 3077 personas, de las cuales la gran mayoría son ya propietarios de sus parcelas, por lo que en 1922, la JCA considera suprimir la Administración local, supervisando esporádicamente a los que continúan en su calidad de colonos.
Para esta época, Algarrobo, llega al máximo de su desarrollo. Prosperan los centros creados en las cercanías de las estaciones ferroviarias: Moctezuma, Mauricio Hirsch, y Smith, con población enteramente israelita.
Pasadas dos décadas de este periodo de gran auge, comienza el proceso de despoblamiento debido al gran valor que adquieren las tierras y frente a la crisis de los años 21 y 22 que los persuade de deshacerse de las parcelas para trasladarse a las ciudades en busca de porvenir mas brillante para su descendencia.
La mayoría se traslada a la ciudad de Carlos Casares, donde llegan a construirse cinco sinagogas, una Sociedad Mutualista, escuelas , biblioteca y desarrollan una gran actividad comunitaria.
Luego de ser una de las zonas agropecuarias mas productivas de la provincia, las tierras comienzan a cambiar de manos, no sin antes haber sido pioneros en siembra de Girasol del país (re-introducido de Rusia) y haberla transformado en el área mas importante de comercialización, dándonos a los casarenses el titulo de “La cuna del girasol argentino”que hasta la actualidad, es el gran componente de nuestra identidad.
Escribe un colono , en 1930: “La colonia está ahora más densamente poblada y la cantidad de cristianos es mucho mayor a la de los israelitas. Esta población mixta procede de común acuerdo en todas las manifestaciones de la vida social y colectiva y los elementos heterogéneos que la componen se llevan entre ellos en perfecta armonía.(...) Un viejo colono del antiguo grupo de la escuela, ahora vive en perfecto acuerdo con sus vecinos “goim” llegando hasta prestarse mutuamente las sembradoras y otros implementos de trabajo”.
Apenas treinta familias descendientes de esos pioneros quedan en Casares...pero todos los vecinos sabemos alguna canción en Idish, nos apasionan los varenikes, y llenamos las veredas de cáscaras de semillitas de girasol.

Primer Cementerio Judio (Colonia Mauricio)


La voluntad del Barón Mauricio Hirsch, a través de su delegado Guillermo Loewenthal determinó la instalación en campos cercanos a Carlos Casares de una colonia judía, así nació Colonia Mauricio que represento la esperanza de una nueva vida para cientos de judíos que huían de las persecuciones de Europa . Hoy es posible tener una visión de esa epopeya en algunos sitios que se preservan como el Cementerio original, la Sinagoga de Moctezuma y algunas construcciones de la época en Colonia Mauricio


Cementerio de Algarrobos: declarado sitio Histórico Provincial en 1991, por ser el primer cementerio judío de la Provincia de Buenos Aires y el segundo en el país en servicio (1891). Es una de las primeras construcciones del lugar ya que raíz de una feroz tormenta, fallecen Rice Sverdlik, y un niño de 6 años victimas de este fenómeno.







Agradecimiento a Foto escape por las imagenes







Sinagoga de Moctezuma







Este arbol data de la epoca en que llegaron los inmigrantes Judios a Colonia Mauricio, segun cuentan los lugareños fue plantado por estos colonos.

Agradecimiento a Foto escape por las imagenes
Plazoleta

Almacén de Ramos Generales: es un edificio, con el típico estilo de viejo almacén de campo. Perteneció a Moisés Steimberg.
Escuela de Algarrobos

Club Algarrobos

Instalaciones del Club Algarrobos
Actualmente se encuentran abandonadas.-


Monolito

Este monolito esta en la plaza de Algarrobos (Colonia Mauricio)


CASA DE ADOBE "Rancho Chorizo"

Casa de Adobe: exponente de una típica casa de colonos levantada a principios del siglo XX. Se puede apreciar su precaria construcción en base a la técnica usada.

Parte trasera de la misma
Techo y cielorrazo de la época


MARCOS ALPERSOHN

Arribado a Buenos Aires el 23 de agosto de 1891, a bordo del vapor “Tioko” junto con otros trescientos inmigrantes judíos, Marcos Alpersohn es trasladado a Carlos Casares y de aquí a la Colonia Mauricio, de la cual fuera uno de los primeros integrantes.
Durante muchos años, desde los días de su llegada al país, fue recopilando pacientemente, con visión de cronista, datos, impresiones, recuerdos, que le sirvieron luego como base para la redacción de su obra. Este trabajo aparece publicado en Buenos Aires en tres volúmenes que llevan el título de “Colonia Mauricio” y fueron escritos en idisch. Algunos de los capítulos de esta obra, traducidos al castellano, integran varios ejemplares de la revista “Judaica” dirigida por Salomón Resnick.
La obra total ha sido vertida a otros idiomas y reeditada en Europa y Palestina.
LA OBRA
“Colonia Mauricio” abarca un período de más de tres décadas, los treinta primeros años de la colonización judía en la Argentina. El primer volumen corresponde a los siete años transcurridos entre el desembarco de los futuros colonos de Mauricio en 1891 y la muerte del Barón Mauricio Hirsch.
A diferencia de Boris Garfunkel, Marcos Alpersohn ha compuesto su obra contemporáneamente a los acontecimientos que relata; de este modo, cada uno de los capítulos es un cuadro vívido y transido de realidad donde el lector percibe de inmediato la espontaneidad con que han sido escritos y siente el calor de los sucesos narrados con la fogosidad propia del que los vive casi simultáneamente a su escritura.
En general, tanto la obra de Garfunkel como la de Alpersohn relatan los mismos acontecimientos de importancia para la vida de la colonia, pero mientras los de Garfunkel son vistos a través del recuerdo de los años, los de Alpersohn recogen con mayor ímpetu los mínimos aspectos de una situación determinada y la reconstruyen no sólo con fidelidad sino cargadas de los sentimientos que esta situación todavía provoca en su ánimo.
Podemos entonces hacer una diferencia que surge del estilo de cada uno de ellos, entre el lirismo de Garfunkel y el realismo de Alpersohn, si bien ambos respetan la realidad documentada.
La objetividad de Alpersohn deriva de una actitud fundamentalmente crítica frente a los hechos narrados y frente a los sucesos de la vida de la colonia.
Gran parte de los capítulos traducidos revelan su necesidad de testimoniar los aspectos negativos y positivos de la colonización: los problemas surgidos en la administración de la J.C.A., las injusticias sufridas por los colonos, las dificultades en la lucha contra la naturaleza, la miseria, el hambre, la falta de una vivienda digna en los primeros momentos de la vida en Mauricio, son algunos de los temas más frecuentes.
Es interesante observar en sus páginas la exactitud de la descripción de los protagonistas de la colonización, retratados con veracidad y hasta con humor en algunos casos. Siempre de acuerdo con su actitud crítica, Alpersohn se detiene a considerar la diferencia de mentalidad entre los colonos y describe por ejemplo los diferentes grupos que vivieron en Algarrobo y Alisa cuestionando la ortodoxia de unos y exaltando la libertad de otros: “Algarrobo y Elisa eran dos zonas distintas y parecían habitadas por dos tribus diferentes.
‘Judá’ e ‘Israel’ las denominaron nuestros talmudistas Berl Rabinovich y Leizer Nissensohn. En Algarrobo se concentraron casi todos los ortodoxos, judíos de amplias barbas intactas, gente para la cual el vino hecho con pasas de uva y el sábalo relleno para el día sábado, eran las necesidades supremas. Más les preocupaban las plegarias que ir detrás del arado”.
Alpersohn da suma importancia a las figuras de los administradores que se sucedieron en la colonia: el doctor Loewenthal, el señor David Cazés y otros son mostrados con agudeza y abundancia de rasgos; la relación de estos con los colonos es uno de los temas centrales de varios capítulos y la narración ágil y amena de cada uno de los acontecimientos revelan un escritor de excelentes condiciones en el manejo del relato breve o el cuadro de costumbres.
Fragmentos de la obra de Marcos Alpersohn “Colonia Mauricio”
“No existiendo a la sazón molinos de viento, había que extraer el agua de un jagüel, con un caballo que tiraba del balde, a la cincha, hasta llenar la batea. Como está prohibido cabalgar el día sábado, lo mismo que andar a pie o conducir el caballo por la brida, los Diner solían tener a sus bestias, sin abrevarlas, hasta bien entrada la noche. Mas, el ganado argentino, ignorante de las leyes mosaicas, protestaba, rugía, atacaba a los feligreses, estorbaba el servicio religioso. Y los más ancianos, esto es, los bueyes, se amoscaban del todo y en represalia, se negaban a beber al día siguiente.
La cosa andaba mal. ¿Qué hacer? Algunos jóvenes se decidieron a sacar por sí mismos, sin el auxilio del caballo, el pesado balde del jagüel, con tal de que los animales tuvieran agua. Pero uno de ellos, el más erudito, descubrió que aquello constituía un gran pecado, pues equivalía a un trabajo…”
Frag. de “Los colonos de Alisa y Algarrobo” de la Revista JUDAICA Nº 57- Buenos Aires- 1938Archivo Histórico – Carlos Casares

“El sábado por la noche nos congregábamos en los dos bellos bosquecillos que pertenecían a Weissman y a Roses. Allí tampoco faltaba Abraham Rosenfeld, de la escuela de enfrente, el cual venía con los suyos y entre todos armábamos pequeños conciertos. Rosenfeld decía alguna chuscada relativa a cada uno de los presentes, prodigaban los chistes y las rimas y todos nos desternillábamos de risa. Las muchachas cantaban y entre las alamedas de los espléndidos bosquecillos – de los cuales no quedan ahora ni rastros – la gente joven aprendía a bailar. Todos nos quedábamos extasiados y viendo cómo la juventud bailaba el ‘gato’. Y así pasábamos en sábado, pobres, semidesnudos y, sin embargo, alegres y contentos.”
Fragmento “Vecinos” de la revista JUDAICA Nº 55 - Buenos Aires – 1938

“Se abrió la puerta y apareció el señor David Cazés. Tendría entonces unos cuarenta años; de recia contextura, ancho de espaldas, con una gran barba negra, ojos obscuros y brillantes, su gallarda actitud tenía algo de majestuoso. Sobre sus gruesos labios carnosos dibujóse una sonrisa diplomática , significativa. Su negra levita, con la cinta de la Legión de Honor en el ojal, lo hacía más impresionante. Inclinóse ante el público, lo observó un instante con su mirada penetrante y lo dominó por un momento. La densa rueda se abrió, dándole paso libre junto con Brades.”
“El Director Cazés” – JUDAICA Nº58 – Bs.As.1938Archivo Histórico Carlos Casares

“Estos tres grupos cercanos, vecinos nuestros, mejoraron en gran parte y hasta endulzaron casi nuestra defectuosa vida social, cuya falta se venía haciendo sentir. Toda la semana estábamos absorbidos por el ¡Vamos, Castaño! ¡Vamos, Rubio! ¡Vamos, Garibaldi!.
A veces los bueyes hacían caso, otras se empacaban pese a todas las maniobras con la picana no se movían de su sitio. Entregados toda la semana al trajín de la labranza, revivíamos en cuanto llegaba el sábado.
Bien de mañana, después del mate, nos reuníamos en la casa de Ienkel Javes. Allí rezábamos, allí se hablaba de política y, a veces, se hacía negocio. Es decir, se hacían cambios: se trocaba el ‘Mazzini’, buey de surco, por ‘Napoleón’, pequeño orejero. En ocasiones se combinaban partidos matrimoniales. Samuel Tesler, del grupo Nº 54, se emparentó con Ienkel Edelman, del Nº 56, y el acontecimiento fue festejado fraternalmente.”
“Vecinos” – JUDAICA Nº 55, Buenos Aires,1938Archivo Histórico Carlos Casares